Un espacio seguro no debe confundirse con uno en el que las personas se sienten cómodas y en el que es fácil estar unas con otras. De hecho, si se hace un buen trabajo creando seguridad en el grupo, éste ensayará cosas nuevas para salir de su zona de confort, para expandirse y crecer. (Leer más sobre Cómo ampliar las zonas de confort.) Así pues, sentir incomodidad puede ser un resultado natural del proceso que se vive en un espacio seguro.
¿Qué pueden hacer les talleristas para crear seguridad en un grupo?
Al inicio de un taller o al formarse un grupo nuevo, sus participantes con frecuencia tratan de identificar quién es líder, para tratar de entender en qué tipo de espacio están. Por lo tanto, el ejemplo que usted dé, en particular al inicio, puede hacer toda la diferencia. Preste atención de manera cálida, dígale al grupo que usted valora los espacios seguros, apoye la posibilidad de perdonar, lo que incluye reconocer los propios errores y modele el perdonarse a sí misme (¿Quién quiere ser parte de un grupo en el que nadie puede cometer errores?).
Otro atributo importante es modelar estar bien con un amplio rango de formas de expresión. No hay necesidad de sentir ansiedad porque alguien siente rabia, expresa emociones fuertes o entra en crisis. Cuando modelamos estar bien con las personas, les hacemos saber que no tienen que jugar un rol de cuidadoras ni tratar de evitar que les demás participantes se sientan «mal».
Al mismo tiempo, podemos invitarles a asumir responsabilidad por todo el grupo. En las islas del Pacífico Sur, algunes talleristas crean un convenio grupal identificando a algunas personas que lideren un proceso para llegar a acuerdos sobre la manera en que el grupo quiere operar. Luego les talleristas salen del salón y dejan que les participantes recolecten las respuestas y lleguen a un acuerdo. Dicho proceso le permite al grupo asumir responsabilidad y adueñarse de sus propios procesos.
¿Cómo pueden les talleristas usar el diseño de un taller para contribuir a la generación de un espacio seguro?
La sensación de seguridad se construye a medida que las personas desarrollan confianza y crean relaciones en el grupo. Muches talleristas asumen que ello significa algo como “ir en orden en el círculo” para que todo el mundo tenga la misma oportunidad de hablar. Sin embargo, las personas no pueden conocer todo el grupo de una sola vez. Lo que ayuda a la mayoría de personas a sentirse seguras en un espacio es participar en actividades que se hacen en grupos pequeños de diferentes tamaños (tríos, cuartetos, pares). A medida que entablan relaciones en grupos pequeños, se genera seguridad para todo el grupo.
Algunes talleristas incluyen un sistema de colegas o alguna forma de grupos sostenidos cuyo fin es el apoyo mutuo. Está demostrado que las personas aprenden más cuando tienen al menos otra persona que de manera intencional y regular les pregunta periódicamente cómo va su aprendizaje.
Esto nos lleva a un principio general: En muchas culturas, usar estructuras claras (como formulaciones precisas de frases para completar, o explicaciones claras y concretas sobre lo que va a pasar) es importante para los grupos. Con frecuencia es una forma de promover la seguridad grupal porque las personas saben que su tallerista les está cuidando. La rigurosidad ayuda a construir confianza y seguridad, como por ejemplo dar tiempos precisos para un descanso o que le tallerista mantenga su palabra.
Otra técnica de diseño que puede ser útil es pedirles a les participantes que definan objetivos propios. ¿Qué quieren obtener del taller? ¿Cómo se asegurarán de obtenerlo? Luego, pídales que repasen sus objetivos periódicamente.
Las personas construyen seguridad al tomar riesgos y darse cuenta de que está bien hacerlo -así que el diseño del taller debe dar la oportunidad de ir aumentando la toma de riesgos de manera adecuada al grupo y a su sentido de seguridad. Un ejemplo es un taller para talleristas en el que se le pidió a las personas que se presentaran en el frente del salón. Es una forma de experimentar un riesgo; a la vez, al momento de completar la actividad y ver que reciben el apoyo de las demás personas, su sensación de seguridad aumenta.
El diseño del taller debe tener en cuenta las diferencias que pueden ser marginadas. ¿Hay espacio para quienes tienen identidades históricamente marginadas o puntos de vista que son únicos entre el grupo? ¿Hay información que es importante obtener antes de diseñar el taller? ¿Ha planeado tiempo para poder hablar con las personas que se encuentren al margen del grupo y así obtener retroalimentación de su parte para asegurarse de que lo que usted diseñó está funcionando?
¿Ha estructurado preguntas que permiten que las personas revelen cosas sobre sí mismas en el grado que escojan hacerlo? Algunas personas pueden decir mucho sobre sí mismas y otras pueden compartir menos información. Lo que sea que compartan está bien.
Si logra hacer varias de estas cosas, probablemente se generará un grupo que siente cierto grado de seguridad – esto es, la seguridad que se necesita para que aprendan a tener osadía y sean poderoses agentes de cambio.