La historia de la líder del equipo regional de 350 África Ferrial Adam nos brinda un ejemplo. Ella era parte de una organización de justicia medioambiental que trabaja con comunidades de base. Encabezados principalmente por mujeres, estaban desafiando una política gubernamental llamada “Electricidad Básica Gratuita”. Esta política garantiza que el gobierno pagará parte de la electricidad de los hogares más pobres (actualmente 50KWh, alrededor del 5% del uso medio de un hogar en los Estados Unidos).
Este es un problema importante ya que la falta de acceso a la energía condena a la pobreza a distritos enteros. Por ejemplo, quienes que carecen de electricidad a menudo dependen del queroseno, las velas o la tala de árboles, creando una serie de efectos ambientales y de salud negativos (por ejemplo, aproximadamente 80.000 niños y niñas se envenenan cada año por beber queroseno accidentalmente).
Esta política fue ampliamente promovida como una política de justicia social, con varios/as activistas tratando de aumentar el monto argumentando que no era suficiente. Pero aquellas personas a quienes esta política más afectaba no eran parte del debate. Así que Ferrial tomó la tarea de realizar una investigación para saber más sobre los impactos que la política tuvo en los hogares, lo que significaba ir a los distritos pobres en Johannesburgo.
Comenzó en donde estaba la gente. Su primer paso fue identificar un grupo de mujeres entusiastas y que ya estuvieran trabajando en sus problemas con la energía. Era importante comenzar explicando las intenciones y las necesidades del trabajo. Empezó pidiendo a los colaboradores que monitorearan su uso de la electricidad. Pasó tiempo desarrollando relaciones principalmente con mujeres, quienes estaban al frente del hogar. Pasaron varios meses en talleres semanales para enseñarles a calcular el consumo de energía de los diferentes artículos del hogar.
Unos meses después, una vez finalizado el informe, llegó una oportunidad para dar otro paso. El organismo regulador nacional estaba hablando sobre aumentar los costes mediante tarifas y estaba organizando audiencias públicas. A través de la organización, se preguntó a las mujeres si testificarían en su propio nombre. Esto era un siguiente paso natural para ellas, así que aprovecharon la oportunidad. Ferrial describe, “Fue increíble y emocionante ver a la gente ir a las audiencias y hablar como un colectivo sobre por qué el gobierno no debería aumentar el precio de la electricidad.”
Éste fue un buen ejemplo del desarrollo de una investigación que pudo desafiar a la política, pero fue llevado a cabo por la comunidad. Las mujeres recibieron apoyo para dar pasos en su involucramiento durante meses— adquiriendo experiencia sobre su propio uso energético, educación sobre las políticas nacionales y los impactos del cambio climático. Cada paso aumentó su confianza no solo para testificar, sino también para ser fuertes activistas comunitarias.
A veces este concepto recibe el nombre de “escalera del compromiso”. Algunos organizadores lo hacen muy explícito: en su mente, atribuyen un número del 1 al 5 a cada persona basándose en qué tan involucrada y conectada está. Una persona con el número “1” no tiene ningún tipo de conexión con la campaña ni con lo que está sucediendo, mientras que un “5” está listo para aparecer en cualquier acción.
De cualquier manera, la lección debería estar clara: Lo que pidas a cada persona que haga tiene que estar relacionado con su nivel de compromiso. Será útil para cada grupo pensar sobre algunas de las vías que han creado para que la gente pueda expresar diferentes grados de compromiso, y cómo seguir encontrando a la gente que está lista para involucrarse más.
Algunos grupos crean una lista, por ejemplo:
Compromiso Alto
Estar dispuesta/o a hacer sacrificios personales
Reunirse con todas las organizaciones aliadas
Posibilitar una reunión
Hacer una llamada de teléfono
Asistir a una manifestación
Escribir una carta
Leer un panfleto
Llevar un botón
Firmar una petición
Compromiso Bajo
Recuerda que esto no se trata de una ciencia y cada persona es diferente (algunas tienen pánico a hacer una llamada de teléfono pero se arriesgarían felizmente en un acto de desobediencia civil).
Pensar en nuestros activistas con la escalera del compromiso en mente nos ayuda a decidir cuál puede ser su siguiente paso, y como Ferrial hizo, ofrecerles pasos para seguir aumentando su nivel de compromiso y participación. Esto desarrolla las relaciones y ayuda a la gente a subir escalones en la escalera del compromiso, que es como también aumentarás tu participación en el grupo.
Para ayudarte a determinar cuáles tareas puedes pedir que las personas tomen, lee Cómo hacer que otras personas se involucren: Menú de Tareas para delegar labores
Plantilla de la Escalera del Compromiso
- Haz una lista de tareas que has pedido que hagan a los miembros de tu grupo.
- Piensa en las cosas que no les has pedido que hagan. Por ejemplo, ¿Qué trabajo realizas tú que no das a otros para hacer? O ¿Cuáles son las futuras acciones que podrían llevarse a cabo?
- Ordena la lista en base a qué es “más complejo” o “menos complejo”. Busca las tareas que están “en medio” —por ejemplo, hay algunos escalones entre llevar los bocadillos para una reunión y aceptar ser facilitador de la próxima reunión.
- Considera a tus voluntarios — ¿Qué tareas han realizado? ¿Cuál podría ser la siguiente?
- Enfréntate a cualquier miedo o ansiedad que puedas tener a delegar más liderazgo y responsabilidades. Haz un plan para abordar esto.
- Reparte las tareas — y ¡consigue más líderes comprometidos/as y poderosos/as!
Compromiso Alto / más tareas complejas para tu grupo
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Compromiso Bajo / menos tareas complejas para tu grupo