Un método para que todo el mundo comparta
Un ejemplo muy simple de ronda de conversaciones utilizada frecuentemente para presentaciones es que cada persona diga su nombre completo y de dónde viene. Es una herramienta fácil y de bajo riesgo. Pero puede ser poderosa. Para un grupo de entre 10 y 15 personas, puede llevar una hora si la gente da todo el contexto sobre la procedencia de su nombre, cómo la gente escoge/da/recibe los nombres, cuál es el significado “oculto” de su nombre. A veces los grupos necesitan un pequeño impulso, por ejemplo: ¿Has recibido el nombre de alguna persona? ¿Suele la gente escribirlo incorrectamente a menudo? ¿y pronunciarlo incorrectamente? ¿utilizas un mote o un nombre diferente al de nacimiento? ¿Tiene algún significado en otro idioma?
Este ejercicio ayuda a que todo el mundo recuerde los nombres del resto, utilizando las historias como referencia. (Lee De dónde viene tu nombre.)
Puedes adaptar la ronda de conversaciones de varias formas, por ejemplo, pidiendo a los asistentes que compartan:
- (Presentación) ¿Cómo te llamas y de dónde eres?
- (Compromiso personal) En base a la conversación de hoy, ¿En qué te comprometes para que nuestra acción pueda suceder?
- (Aprender sobre el grupo) ¿Qué temes sobre aprender a recolectar fondos?
- (Compartir diferencias) ¿Qué te gusta sobre tu cultura? ¿Qué te preocupa sobre ella?
- (Planear acciones) ¿Hay alguna cosa—que no haya sido mencionada—que deberíamos tener en cuenta para nuestra siguiente acción?
- (Compartir algo personal) ¿En qué forma ha tenido el cambio climático un impacto en tu vida? ¿Qué influencia ha tenido esto en que tú estés aquí?
- (Toma de decisiones) ¿Qué opinas sobre la actual propuesta?
- (En artivismo [arte+activismo], usan esta forma para romper el hielo) Cada persona dice su nombre y realiza un gesto que exprese su forma de ser—el resto copia el gesto—y después continúa la ronda hasta completar el círculo.