Pregúntele a cualquier persona cómo se involucró con un grupo de activistas ambientalistas y le dirán que alguien le habló y le pidió que se uniera.
Puede que escribir cartas, enviar peticiones y hacer manifestaciones sea efectivo pero para realmente involucrar a la mayoría de las personas, tenemos que pedirles directamente que nos ayuden.
¿Cuál es la forma más fácil de hacerlo? Pedirles que hablen con usted y que tengan una conversación uno a uno. Quienes hacen organización comunitaria más efectivamente aprenden a tener conversaciones uno a uno muy exitosamente.
Las reglas básicas para las conversaciones uno a uno son simples:
- Encuentre el momento adecuado para hablar con la persona, bien sea yendo a caminar, reuniéndose formalmente en una oficina, practicando un deporte con ella o después de un servicio religioso.
- Escuche a la persona para comprender qué piensan y cuál es su perspectiva.
- Hágale una solicitud específica pensada a la medida de quién es y en dónde está (por ejemplo que firme una petición, que traiga jugo a la siguiente reunión o que hable públicamente en el próximo evento).
Piense por qué quiere reunirse con esa persona. ¿Quiere obtener información, ideas o perspectivas que esa persona puede ofrecer? ¿Tiene ideas sobre las cosas específicas que puede pedirle? Tenga listas algunas opciones y piense en las preguntas que puede hacerle.
Escoja la manera más adecuada para preparar la conversación. Esto se basa con frecuencia en la relación que usted ya tiene con la persona. ¿Se trata de alguien que prefiere agendar la conversación en persona, por teléfono, correo electrónico o a través de sus redes sociales? Si su conexión con la personas es través de alguien más, ¿puede esa tercera persona presentarles? Pregúnteles cuál es la mejor manera de hacer su solicitud, ¿prefieren una llamada telefónica, un correo electrónico, un mensaje por Facebook, etc? Asegúrese de que tiene forma de contactarla con posterioridad en caso de que surja algo y los planes deban cambiar.
Las conversaciones uno a uno no son reuniones con un libreto previo. Con frecuencia también hay resultados inesperados, lo que puede ser muy emocionante. Por ejemplo, la reunión pudo haberse programado para obtener información, pero puede que al final, la persona salga interesada en el trabajo de su organización. Tal vez la persona tenga claro que quiere tener una posición de liderazgo, por lo que usted puede programar un espacio para que venga a la oficina a conocer más, obtener entrenamiento y realizar algún trabajo. Tal vez la persona exprese algunas preocupaciones o dudas que le ofrecen a usted una nueva perspectiva sobre cómo hacer mejor el trabajo. Tal vez tenga habilidades que pueden contribuir a la campaña y que usted no había considerado antes. Es mucho mejor obtener de una reunión más de lo que se esperaba, por lo que es bueno tener expectativas realistas y alegrarse cuando le sorprenden.
Las siguientes son algunos ejemplos de preguntas que pueden ser útiles para las reuniones uno a uno:
- ¿Cómo se involucró en este tema?
- ¿Qué espera conseguir a corto plazo? ¿A largo plazo?
- ¿Hay algunas organizaciones con las que tenga vínculos? ¿Cuáles?
- ¿De qué manera espera involucrarse en este tema? ¿Qué quisiera aprender?
- ¿Con quién más cree que yo debería hablar?
- ¿Qué cree que se necesita para conseguir lo que se busca?
- ¿Qué tipo de apoyo necesita para conseguir sus objetivos?
- ¿Qué intereses o habilidades particulares podría contribuir a la campaña?
Tome notas o documente la reunión de la manera que sea más cómoda y efectiva para usted. Para estar completamente presente para la reunión, algunas personas toman tiempo al final para repasar lo discutido y escribir algunas cosas. A medida que documente la reunión, considere lo que va a necesitar recordar varios meses después. Archive la información de contacto de la persona en un lugar que sea de fácil acceso.
Lo más importante: ¿Se comprometió a hacer algún tipo de seguimiento con la persona? Es muy importante darle seguimiento oportuno a las conversaciones uno a uno. Asegúrese de darle seguimiento a todas las tareas que haya acordado hacer. Usted invirtió mucho tiempo en la conversación y por lo tanto, la calidad y oportunidad del seguimiento que le dé, con frecuencia determinarán si valió o no la pena. El seguimiento debe incluir pasos específicos a seguir y plazos, si se acordaron, así como recordatorios antes de las fechas límite.
Las conversaciones uno a uno son oportunidades para hacer solicitudes de las personas. Una solicitud es una petición específica que representa una oportunidad para que la persona se involucre en la causa o asuma mayor liderazgo.
Como ejemplo, podemos ver el Bloqueo de Guerreres del Pacífico organizado por 350, para el que se requería un lugar en Sidney en donde pudieran hospedarse les activistas que iban a realizar el bloqueo de los buques carboneros en Australia. Faltaban pocas semanas para la acción y necesitaban hospedar treinta guerreres por más de una semana, ¡no era algo menor!
En preparación para el bloqueo, unas pocas semanas antes de la acción, algunas personas que hacían organización comunitaria en Sidney organizaron un concierto para las personas de las Islas del Pacífico que vivían en la ciudad y sus alrededores. Esta era una buena oportunidad para involucrar a la comunidad local.
Al final de una reunión preparatoria, la organizadora del concierto, Koreti Tiumalu, hizo una solicitud a quienes estaban presentes: Que reclutaran otras personas; en particular que encontraran un pastor para que hiciera la apertura del concierto. Una de las voluntarias se ofreció a hacerlo y tuvo una conversación uno a uno con el pastor delegado de su iglesia, que aceptó abrir el concierto.
Después de un exitoso concierto, Koreti le pidió a la voluntaria que averiguara si la iglesia del pastor estaría dispuesta a hospedar a les guerreres. La voluntaria accedió y de nuevo programó una nueva conversación uno a uno con el pastor delegado, quien había quedado muy conmovido con el concierto y agendó una reunión con el pastor director. Esta vez, la petición de la voluntaria fue que el pastor delegado animara al pastor director a apoyarles.
La reunión con el pastor director era importante. La voluntaria (¡ahora en su tercera conversación uno a uno!) le preguntó al pastor director qué cosas había escuchado sobre el concierto (buenas cosas) y él le preguntó de qué islas venían quienes harían el bloqueo. Eventualmente ella le contó que estaban teniendo dificultades consiguiendo hospedaje para les activistas y le preguntó si la iglesia les podría apoyar con ello.
El dijo que sí. Esto es importante: él dijo que sí porque se le preguntó directamente. No podemos asumir que la gente conoce nuestras necesidades o que simplemente se ofrecerá a satisfacerlas.
El resultado fue increíble, pues no sólo la iglesia hospedó a les activistas sino que el pastor director obtuvo pleno apoyo de toda la congregación. Ésta organizó el espacio antes de la llegada, acomodando colchones y sábanas. Uno de los miembros de la congregación era chef y se encargó de preparar desayunos, almuerzos y cenas para les guerreres, rechazando cualquier pago a cambio, porque esta era la manera en que podía apoyar la campaña contra el cambio climático y proteger las islas del Pacífico.
Así se ve el cambio social, que las personas ofrezcan lo que pueden por una causa. Debemos hacer solicitudes específicas y claras. Además, las conversaciones uno a uno se nutren entre sí, pues nos permiten realizar peticiones más grandes en el camino, en lugar de hacer una gran solicitud desde el comienzo.
¡Así que salgan y tengan conversaciones uno a uno!